«Minecraft, la nueva forma de educar a nuestros niños»; «Xtend, una solución cuyo objetivo es que el alumno sea protagonista de su propio aprendizaje«; «FreshBiz, el juego de la vida»; «Edmodo la plataforma social de aprendizaje»; Geopedia, Wordmagic, Pow, Learning Boxes, y un etcétera casi infinito.
Son herramientas creadas para convertir, progresiva y definitivamente, a la tecnología de la información y la comunicación (TIC) en una alumna más de clase. Una alumna lo suficientemente aventajada como para echar una mano a los demás compañeros y al profesor con Matemáticas, Lengua, Idiomas, Geografía, Música y Ciencias.
Con la aparición de dispositivos móviles, novedosas aplicaciones y el uso masivo de las redes sociales, se ha producido una revolución en el intercambio de información y conocimiento. Una transformación global que se ha colado en los colegios.
¿Qué utilidad educativa prestan las nuevas tecnologías?
El uso de las redes sociales en los centros educativos dota a los profesores de un nuevo papel: el defacilitador de estrategias de aprendizaje. De ese modo, guiados por su profesor, los alumnos participan de la comunidad del saber compartido adquiriendo un papel activo en su propio crecimiento, lo que favorece su motivación, tal y como nos explica Esteban Anguita Ruiz, Director de Innovación de Lab Human: «Estaríamos frente al cambio de utilizar recursos de aprendizaje pasivos a otro tipo de contenidos activos, donde la interacción crea y mantiene la atención del estudiante y despierta sus ganas de aprender y su curiosidad, generando mayor motivación por la comprensión y provocando un círculo de entendimiento-motivación muy interesante».Los niños se familiarizan y dominan, cada vez a edades más tempranas, aparatos de última tecnología por los que deslilzan sus dedos a una velocidad vertiginosa. Por tanto, sobran argumentos para aplicar estos avances y, en concreto, las redes sociales a la educación. Camino López García y Verónica Basilotta Gomez-Pablos, expertas en TICs aplicadas a la Innovación lo justifican a través de una serie de razones en su investigación La educación 3.0 y las redes sociales en el aula como que los alumnos dedican gran parte de su tiempo libre a las redes y esto supone una vía para llegar a ellos; que su uso integra a los tres elementos implicados en educación (la familia, la comunidad y la escuela); y que la selección de información compartida desarrolla la capacidad del alumno de detectar el contenido de valor.¿Reacio o forofo?
Ante este panorama, como en toda tendencia rompedora, surgen escépticos. Cristòfol-A. Trepat en su publicación ¿Educar Sin Instruir? cuestiona hasta qué punto los programas desarrollados por pedagogos y teóricos alejados del contexto de las aulas se adaptan a las necesidades de los escolares.Los defensores afirman que los profesores pueden elegir entre gran cantidad de métodos y adaptarlos a los recursos y necesidades del centro educativo «para mejorar el proceso de aprendizaje de los alumnos». Estefanía Martín, docente de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y especialista en TICs, apuesta por las nuevas tecnologías ya que «potencian la atención de los alumnos y se adaptan a ellos, de forma particular, en alumnos con necesidades educativas especiales.»Pero hablar de tecnología implica tocar el tema de los costes. Una inversión que las instituciones educativas deben asumir si quieren moverse al ritmo de la sociedad. ¿Es el precio una barrera real?¿O, se trata, más bien de la reticencia del profesorado al uso de TICS?
Según un informe elaborado por CECE, 6 de cada diez docentes utilizan estas tecnologías en el aula (66 por ciento en los centros privados), pero un 35 por ciento que estarían dispuestos a usarlas, no se atreven por falta de formación, ausencia de equipos adecuados o inseguridad.
Sin embargo, E. Anguita Ruiz, gurú de la tecnología, asegura que los precios de los dispositivos son cada vez «más competitivos frente a los libros de texto tradicionales, aportando mayor flexibilidad y recursos de soporte para el proceso de aprendizaje. Hoy día se puede conseguir una tableta básica de 10″ por menos de 200€».

Además, estos recursos son, a su parecer, más eficientes. «Las pizarras digitales permiten visualizar, interactuar, y conectadas a las nuevas herramientas hardware y software existentes; tabletas, smartphones, consolas, libros interactivos con realidad aumentada, posibilitan nuevas formas de aprendizaje».
«De la misma forma que no esperamos que los médicos sean sustituidos por máquinas automáticas inteligentes de diagnósticos (…) los maestros simplemente adaptarán y redefinirán sus actividadesen el aula», augura el Director de Innovación de Lab Human. Es decir, deberán convivir con ellas y combinarlas con métodos tradicionales porque la tecnología, confiesa E. Martín, debe dosificarse. «En el caso de niños pequeños es imposible la enseñanza exclusiva a través de medios electrónicos ya que eluso masivo de la tecnología les cansa«.
Todo debe utilizarse en su justa medida. Eso lo sabemos de la ciencia aristotélica. Y es que, a menudo, las soluciones más útiles no provienen de la tecnología más puntera sino de quienes escribieron el pasado.
Artículo creado por Elena Alcalde, redactora de Womenalia.
@Lna_Alcalde